Cada vez que veo un número no conocido, llamar de manera insistente en mi móvil, me da miedo. Admito sentir esa sensación angustiosa en mis adentros.
Es la ansiedad ante lo desconocido. Ante mi propia incapacidad de preveer las consecuencias. Confieso sentir temor al contestar: “Si, buenas.”
Y curiosamente hasta hace tres días era lo habitual, nunca sabías quién era el que llamaba.
Me gustaMe gusta
En México es peor amiga
Me gustaMe gusta