Me molesta su afán de cuidar los sentimientos de él. Siempre hay que buscar la manera de decirle las cosas para que no se ofenda, buscando las palabras políticamente correctas.
Ese interés obstinado de ser intermediaria entre él y sus hijos. Ella reconoce que él no cultivó ninguna cercanía con sus crías. Pero ambos pretenden que 22 años después del nacimiento de sus hijos puedan confiar y contar con él.
Es tarde.
La relación con los hijos se desarrolla desde el momento en que nacen. Con besos, abrazos, con afecto se demuestra interés. Escuchándoles y estar a su lado brindando apoyo es como mejor se demuestra el amor.
Sabemos que el dinero es necesario. Sería hipócrita negarlo. Pero no indispensable para fomentar la felicidad familiar, la estabilidad matrimonial ni la amistad y la confianza de los hijos.
Se que no debería molestarme de esta manera, que sólo soy una observadora distante. Pero a lo mejor por eso es que me altera tanto, porque desde afuera soy capaz de ver lo que los involucrados no ven.
Porque siempre ha sido así. Es más facil ver la paja en el ojo ajeno. besos y rosas
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