A veces es tarde

 Well you only need the light when it’s burning low
Only miss the sun when it starts to snow
Only know you love her when you let her go
Only know you’ve been high
When you’re feeling low
Only hate the road when you’re missing home
Only know you love her when you let her go
And you let her go

Staring at the bottom of your glass
Hoping one day you’ll make a dream last
But dreams come slow and they go so fast.

You see her when you close your eyes
Maybe one day you’ll understand why
Everything you touch surely dies

But you only need the light when it’s burning low
Only miss the sun when it starts to snow
Only know you love her when you let her go
Only know you’ve been high when you’re feeling low
Only hate the road when you’re missing home
Only know you love her when you let her go

Staring at the ceiling in the dark
Same old empty feeling in your heart
Because love comes slow and it goes so fast

Well you see her when you fall asleep
But never to touch and never to keep
Because you loved her too much
And you dived too deep

Well you only need the light when it’s burning low
Only miss the sun when it starts to snow
Only know you love her when you let her go
Only know you’ve been high when you’re feeling low
Only hate the road when you’re missing home
Only know you love her when you let her go
And you let her go… And you let her go
Well, you let her go

Because you only need the light when it’s burning low
Only miss the sun when it starts to snow
Only know you love her when you let her go
Only know you’ve been high when you’re feeling low
Only hate the road when you’re missing home
Only know you love her when you let her go

Because you only need the light when it’s burning low
Only miss the sun when it starts to snow
Only know you love her when you let her go
Only know you’ve been high when you’re feeling low
Only hate the road when you’re missing home
Only know you love her when you let her go
And you let her go

Passenger – Let her go

La Falta de Comunicación en la Era de las RRSS

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Declaro mi ignorancia… hay cosas que sencillamente no entiendo. Por que el afán de complicarnos tanto la corta vida que tenemos.

Hemos perdido el correcto arte de la comunicación. Irónico. Ahora que tenemos las actualizaciones de la vida de nuestros amigos en el muro de Facebook, seguidores que nos envían mensajes de 140 caracteres en Twitter, hermosos filtros para nuestras fotos en Instagram, canales para videos en YouTube, perfiles profesionales en Linkedin, imágenes de gran tamaño en Pinterest, nos geolocalizamos con Foursquare y si queremos vernos mientras hablamos, iniciamos sesión en Skype… y quien sabe que nueva red social se pondrá de moda mañana… como por ejemplo Snapchat.

Ya no hace falta enviar sms ni requerimos tener fondos en nuestro plan de voz para llamar, tenemos Whats App, Line, Hangouts, Textgram… perdonen los usuarios que tengan alguna otra que haya olvidado. Ahhh eso si contar los variados números telefónicos de contacto que también poseemos. El móvil personal que nunca olvidamos en ningún lugar, el teléfono local que solo usamos los fines de semana que nos quedamos en casa y cuando tenemos que monitorear a los niños, el teléfono de la oficina, el otro móvil que nos asigna la compañía y que nunca debemos dejar de contestar, y a veces aprovechamos, no sé donde radica el beneficio, la oferta de nuestro proveedor y nos enganchamos otro aparato móvil, ya sea porque el plan resultado más barato o el aparato más moderno.

¿Hasta dónde llegaremos? Se supone que todas estas facilidades comunicacionales buscan mantenernos en «contacto» con los nuestros, cortar distancias… más el resultado final es ABSOLUTAMENTE contrario.

A mayor inclusiones en redes sociales o aparatos de comunicación, más lejos y menos presente estamos en la vida de los seres que amamos.

¡Qué triste resulta este resultado! Acercamos a los que están distantes pero alejamos a los cercanos.

¿Dónde quedaron los cafés al atardecer? Esos mismos que usaban las damas para alejarse un poco de sus realidades y charlar entre amigas. Al salir del trabajo y antes de llegar al hogar, para comentar las últimas travesuras de los chicos, o los proyectos con los esposos.

O aquellas que aún estando en la universidad llegaban a contarse a las amigas los mismos chismes que habían presenciado juntas horas atrás. Que relajante resultaba ira al salón de belleza a actualizarse de las vidas de las celebridades, presentadores de televisión, artistas y socialites.

Nuestra vida actual es triste. Cada quien vive amarrado a una pantallita, sea del móvil o de la tableta. Ausentes de la realidad que no rodea.

Tenemos mayor conocimiento e información de los atentados de Bruselas y del viaje de Obama a Cuba que de los planes de gobierno de los políticos que aspiran a abastecerse de las arnas del Estado durante los próximos años.

¡Qué ironía! Tenemos un mayor flujo de información al mismo tiempo que carecemos de esta.