Razones

El diagnóstico me desubicó la existencia. Tenía otras expectativas, otros anhelos. No era lo que esperaba.

Todos los que me rodeaban me felicitaban de manera eufórica, mientras que ilusa yo les pedía con la mirada «justifica tu respuesta».

Entonces ella me habló de su experiencia. Me dijo:

«Retate a conocer un tipo diferente de amor. Comprométete a aceptar tu nueva cómplice. Aprende a transferir tus conocimientos. Acepta que alguien más, dentro de tu círculo cercano, sabrá leerte entre líneas. Conviértete en maestra y comparte tu sabiduría, transfiriéndolos a una nueva generación. No será mejor. No será peor. Sólo será diferente. Para ti será como empezar de nuevo. Será tener una libreta recién comprada llena de líneas y hojas en blanco, esperando que tú la llenes con las anécdotas de tu nueva experiencias de ser mamá».

Solo ella fue capaz de darme herramientas para este nuevo proyecto.

Verdades Relativas

¡Qué magistral maestro es el tiempo! Te enseña quieras o no. Te obliga a aceptar sus verdades, quieras o no.

Se encarga de destruir tus teorías implantando las suyas propias. No pregunta ni deja espacio a duda alguna. Sus verdades son absolutas.

Las verdades de los seres humanos son relativas. Me ha costado aceptarlo en mi vivir.

Siempre pensé que entre los amigos las situaciones eran horizontales. Que por ser tan cercanos no había necesidad de paños tibios, ni medias tintas. El tiempo, siempre sabio, me ha demostrado que no es así.

Aún ante los amigos hay que cuidar las palabras. Incluso ante ellos, se requieren máscaras para no ofender y sueros para que las palabras caigan sutilmente.

¡Qué triste es descubrir que los amigos no son más que desconocidos cercanos!