¿Qué más hubieses querido de mí?
Cumplí a cabalidad tu lista de peticiones. Con tan sólo sugerir alguna cosa, ya la tenías.
Desde mi andar hasta mis sueños… uno a uno te los ofrecí en bandeja de plata.
Nunca me pesó. Tu felicidad me hacía feliz.
Hoy es tarde. Todo lo saqué de mis arcas y vacías las dejé.
Ha pasado el tiempo y aún no me pesa. Te entregué todo lo que quise entregar. Te amé cuanto podía amar. Pero no todas las historias tienen un final feliz y la nuestra fue una de esas…