Lo peor de todo es que asumes tu situación como buena y valida. Que crees que es lo correcto y lo normal.
Lo triste de todo es que finges que eres feliz. Que justificas tu situación, la defiendes, que la asumes como la verdad que te toca vivir.
Lo decepcionante es el talento que pierdes esperando que las circunstancias cambien, pero no haces nada porque eso suceda. Que te adaptas a un estilo de vida decadente donde te sometes a la auto denigración.
Lo sorprendente es lo aferrada que vives a ideales ajenos, en los que no crees, ni ejerces fe; que defiendes una batalla en la que nunca serás vencedora.
Y así te han pasado los días y las semanas al punto de convertirse en meses y años que marcándose en las arrugas de tu rostro te recuerdan el tiempo que llevas sometida a esta situación.
Siempre creí que las cosas cambiarían. Que un día en que el sol brillara más, te darías cuenta de tu error y te encargarías de enmendarlo.
Tenía fe en ti, en tu amor propio, en tu autovalor. Que una noche ya lejos de todo comprenderías el significado de la palabra “libertad”.
Y aún, a pesar del paso de los años, sigo secretamente esperando que las cambien. Sigo teniendo fe en ti.
Así sucede cuando no se quiere salir de la zona de confor. Por conformismo o por pereza mental. Me gustó tu reflexión. Nos lleva a hacernos una serie de preguntas para ver nuestro papel en la vida.
Manuel.
Disculpa lo anterior.
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Gracias por detenerte a compartir lo que piensas conmigo.
Bienvenido.
Agnyez!
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