Tengo una sobrina que es un encanto… Una dulzura hecha niña… Actualmente vive la infancia de antes, donde la inocencia era el detalle importante.
Teníamos unos meses sin vernos, al encontrarme ayer en su cama, al regresar del colegio, se sorprendió de verme usando anteojos para leer.
Reflejó su curiosidad ante su madre: «Mami, ¿por qué tía usa lentes?»…
Su madre, en su sabiduría (que desarrollo con el proceso de gestación de los nueves meses aquellos): «Ahhh, eso es porque tía solía ver la televisión muy de cerca y entonces la doctora le puso lentes. Eso mismo te va a pasar a ti, si sigues haciéndolo.»
La pequeña infante no disimulo su sorpresa y negó inmediatamente que eso le sucedería a ella. A lo que su madre aprovecho para sermonearla: «Entonces debes llevarte de las cosas que te digo, que son por tu bien». Admito haber escuchado a mi madre en su voz.
La situación me hizo pensar en como cambia la vida cuando se tienen hijos. En como cambia la perspectiva del mundo. En como sin darnos cuenta comenzamos a sonar exactamente como odiábamos oír a nuestros propios padres.
Y sin tener niños …. 🙂
Te lo digo por experiencia 😛
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Tampoco los tengo y entiendo la situación.
Agnyez!
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Es verdad que nos descubrimos y asombramos repitiendo las mismas cosas que nos dijeron nuestras madres. Los niños nos lo recuerdan cada día. Besos
Ana
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Al crecer repetimos los patrones con los que crecimos.
Agnyez!
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Sí, te cambian las prioridades, te haces más «responsable» y puedes entender lo que tus padres te decían…
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Al punto tal de comenzar a recitar de memoria las mismas cosas que te decían a ti… Ojo y con el mismo sentimiento.
Agnyez!
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Lo que decían los padres lo decían los abuelos y así podemos tirar siglos, lo dicen por algo 😀 luego nosotros lo repetimos, los niños aprenden y aunque no estén de acuerdo continuarán la cosa, «cuando seas padre comerás huevos», «porque lo digo yo y punto», en fin, que ley de vida que se dice.
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Creo que el detalle radica en que con el paso de los años nos damos cuenta de toda la sabiduría de nuestros padres, al final ellos siempre tienen la razón.
Agnyez!
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