De imprevisto (II)

Lo vi… vi la lucha encarnizada de dos cuerpos desnudos. Vi la pasión con la que buscabas su boca al besarla. Vi con  la fuerza con la que ella te tomaba del pelo. Te vi hacerle los mismos trucos amatorios que la noche anterior practicabas conmigo. Vi en tu espalda, las marcas de sus uñas. Vi como con tu lengua delineabas el contorno de sus pechos, mientras la piel de ella se erizaba.

Era tal el desenfreno que ambos exhibían, ninguno sintió mi presencia. Fui testigo de cómo gemías placenteramente  mientras te practicaba  una felación. Tus técnicas no fallaron lograste enloquecerla cuando le hacías sexo oral.

Mis labios no se abrieron, ni una sola expresión de asombro, ni una lágrima cruzó mi rostro, tampoco me entristecí. Me quedé observando como el sudor de sus cuerpos se impregnaba en mis sabanas de seda.

continuará…

18 comentarios

  1. A veces esa reacción, tan insensible al no reaccionar y no sentir -en apariencia-, es más común de lo que parece. En otros ambitos yo la he tenido. Hoy mismo, sin ir más lejos.

    Tiene sus ventajas.

    Me gusta

Hazme sentir lo que piensas...