Solo se deja llevar…
Que sea la corriente del agua la que decida hacia donde correr…
Que la corriente elija cual será su estación de paso y cual será la parada definitiva.
Dejándose llevar…
Que no ejerza fuerza para cambiar la dirección, ni resistirse tampoco.
Algunos mortales somos exactamente así.
Vivimos ansiosos de desprendernos del árbol que siempre nos ha amparado.
Para caer «libremente» en el cauce del rio que nos llevará (al menos eso pensamos) hacia la libertad que hemos anhelado.
Y al caer nos vemos envueltos en toda una vorágine que poco a poco va socavando con nuestra voluntad.
Y por buscar nuestra libertad perdemos la voluntad.
Pasando a ser solo como una hoja que se la lleva un rio. Así terminanos.