Admito que no lo busqué y que tampoco lo propicié…. el ambiente se hizo solo…
Una canción idónea en la radio. Una botella de vino a medio terminar.
La melancolía llegaba a la cita que le había convidado la nostalgia.
La frase llego sola a mi mente…. «Y tú… ¿dónde estas?«.
Serví tu copa albergando la esperanza en el corazón de que las redes sociales te motivarían a asistir a mi encuentro.
Me quede esperando a que tocaras mi puerta.
Y el reloj en la pared, siguió marcando el paso del tiempo… y tu ausencia se hizo perpetua.
“Mi copa ya quedó vacía, mientras que la tuya sigue esperando a que llegues”.
¡No es nada! solo otra botella de vino que me tomo sin tu compañía.
Y yo tan inspirada como Neruda en sus poemarios fui despertada de manera imprevista de mi ilusión. El mensaje fue directo para él, quien sólo se dignó a contestar… varias horas después: «¿Yo? Aquí tirado en mi cama». Solo atine a pensar: ¿Y entonces?
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