Que nadie me recuerde es lo único que pido; no quiero transitar las lóbregas distancias del añoro; no quiero recorrer interminablemente el laberinto gris de la nostalgia… Olvídense de mi. Devuélvanme al olvido. Retórnenme al vacío y a la nada. Allí, de donde proviene yo, quiero sembrar en paz mi remota simiente de ternura. – León David