Confieso que entre Teresa Mendoza, «La Reina del Sur» y Paulo Coelho con «El Vencedor está solo» me han tenido algo alejada de las teclas. Me han estancado un poco la inspiración para sentarme por aquí a escribir. También algunos cambios en mi vida personal me tienen algo enfocada.
En esta ocasión he encontrado un texto que quisiera compartirles.
La gaviota volaba sobre una playa del golfo cuando vio un ratón. Bajo del cielo y le preguntó al roedor:
-¿Dónde están tus alas?
Cada bicho habla un idioma, el ratón no entendió lo que ella le decía; pero vio que al animal que tenía delante le salían dos cosas extrañas y grandes del cuerpo.
“Debe de tener alguna enfermedad”, pensó el ratón.
La gaviota se dio cuenta entonces de que el ratón miraba fijamente sus alas: “Pobre. Lo atacaron los monstruos, lo dejaron sordo y le robaron las alas”.
Compadecida, lo cogió en su pico y lo llevó a pasear por las alturas. “Al menos, mata la nostalgia”, pensaba mientras volaban. Después, con todo el cuidado, lo dejo en el suelo.
El ratón durante algunos meses, se convirtió en una criatura profundamente infeliz: había conocido las alturas, vio un mundo vasto y hermoso.
Pero con el paso del tiempo terminó acostumbrándose de nuevo a ser un ratón, y pensó que el milagro que le había ocurrido no era más que un sueño.
Escoja usted su propia moraleja.