Estoy trabajando fuera de la ciudad, en un hotel de en una zona turística. Por hoy mis labores terminaron desde hace horas. Como siempre me encerré en la habitación y tres horas después me inspire a pararme de la cama para darme una ducha.
Me inspiré y pasé el cuarto de hora siguiente enredada en lápices labiales, sombras, rubor, pestañas para ojos, delineadores, cremas y perfumes… Me entregué a la producción total de mi cuerpo.
Al terminar me sentía satisfecha con la imagen que me regresaba el espejo… luego me quedé pensando, ¿para qué?, mejor dicho ¿Para quién me maquillaba, si no tenía a quién lucirle?
Aún así bajé de la habitación para sentarme en el lobby y aprovechar el WIFI para redactar esta entrada.