Niños que ríen y juegan, un parque lleno de colores y juegos infantiles, ese fue el escenario que encontramos idóneo para que habláramos.
Dijiste las cosas que sentías, mientras yo te escuchaba. Parecías tan convencido con tus palabras. Posteriormente, yo también hable.
Aunque parezca irónico… fuimos una novela mexicana. Nuestra historia estuvo llena de intrigas, situaciones que nadie confesó, cosas que nadie explicó, sean verdaderas o falsas… nos toca asumir nuestros respectivos grados de responsabilidad.
Me hiciste volver hacia atrás, regresar a lo vivido contigo.
A tu lado no logro ser ingrata, te agradecí todo lo que has hecho en mí existir. No entro en detalles, sabes a qué me refiero.
Aún tengo mis dudas, tú al parecer ya confirmaste las tuyas, ya no hay nada más que arreglar. Las cosas se quedarán como están. Ninguno de los dos se arriesga a perder la amistad que ambos enarbolamos.
Hasta los pajarillos nos acompañaron. Lentamente cayó la noche y la luna nos cubrió… era momento de despedirse.