En la vida de cada mujer llega un momento en que le toca decidir, y no estamos hablando precisamente sobre cómo combinar ese par de zapatos nuevos, ni tampoco me refiero a tu paleta de sombras, me refiero a decisiones d e verdad, de las que marcan un antes y un después en tu vida.
A finales del año pasado, se me presentaron dos caminos sobre los cuales enmarcar mi futuro y mis planes a largo plazo.
El camino que elegí fue el resultado de todo un proceso analítico y estadístico, más exhaustivo que la elaboración del presupuesto de la nación. Sonará raro el basar decisiones sentimentales en procedimientos tan fríos y exactos como las matemáticas y la estadística, pero digamos que siempre juego en base a la relación de éxitos futuros y no sólo momentáneos.
Cada día me siento más comprometida por haber tomado esa decisión. Más tranquila y serena. Estoy contenta. Siento mi alma esperanzada ante las muchas opciones que mi camino me brindará.
Sé que todo irá bien… muy bien diría yo 😉